12 abril, 2021

La verdad judicial del caso Rocio Carrasco: “Los forenses no pueden determinar la causa fundamental del trastorno”

Los hechos probados del Caso Rocío Carrasco: todo lo que dijo la Justicia sobre las acusaciones contra Antonio David Flores

En plena tormenta por sus acusaciones de lesiones psicológicas contra Antonio David Flores, EL MUNDO accede a toda la documentación sobre el caso, cuya reapertura fue rechazada por la justicia hace un año, más toda la verdad sobre su intento de suicidio en 2019

REBECA YANKE@rebecayankeMadrid

ILUSTRACIÓN: FEDE YANKELEVICH

Actualizado Domingo, 11 abril 2021 – 22:26

Fue el 11 de marzo de 2020, tres días antes de la declaración del Estado de Alarma por la pandemia, cuando la historia que hoy acapara la atención de todo un país vivió un instante decisivo. En Alcobendas (Madrid), el Juzgado de Violencia sobre la Mujer Nº1 abordaba aquella jornada la petición de reapertura de diligencias por un presunto delito de lesiones psicológicas contra una mujer. “No ha lugar”, dictó la juez S.L.G.

Pasado medio año, la sección número 27 de la Audiencia Provincial de Madrid ratificaba la decisión de la juez de Alcobendas. “Debemos confirmar y confirmamos la resolución recurrida”, resolvían los magistrados F.J.M.J.M.C. y C.R, ponente de un auto con fecha del 30 de septiembre.

Y, hace justo tres semanas, el relato autobiográfico de la mujer que vio rechazada por dos veces su petición, Rocío Carrasco, llegó como un tsunami a la opinión pública. Su vehemente denuncia televisiva del maltrato psicológico a manos de su ex marido, Antonio David Flores, tuvo consecuencias en todos los ámbitos de nuestro país: el político, el social, el mediático…

Se han generado intensos debates -en las redes, en los medios y en la calle- sobre uno de nuestros problemas más graves, la violencia de género, y también sobre el grado de conocimiento que sobre él tienen las instituciones judiciales y la sociedad en su conjunto. En 2020, 45 mujeres murieron por violencia machista.

Este 21 de marzo, el programa Rocío, contar la verdad para seguir viva iniciaba su periplo en el prime time de Mediasetcomo un documental en el que la hija de la cantante Rocío Jurado decidía “romper un silencio de más de 20 años”.

Lo hacía para relatar el porqué de su desaparición mediática, la nula relación que mantiene con sus hijos… y, también, para denunciar una vivencia de maltrato que, hasta el momento, los tribunales no han considerado procedente investigar.

EL MUNDO ha accedido no sólo a los dos autos ya citados que rechazaron la reapertura de diligencias contra Antonio David Flores. También al archivo completo, material audiovisual, informes periciales y forenses, valoraciones del equipo psicosocial de los juzgados, interrogatorios, declaraciones de la recurrente y del denunciado e incluso a declaraciones de los psiquiatras que, entre 2011 y 2019, atendieron a Carrasco.

En total son miles de páginas que, valoradas en conjunto, ofrecen los hechos probados judicialmente de una polémica que ha saltado de la televisión al debate político y que se desgranará a lo largo de los próximos días.

Aquel domingo 21, en un plató de penumbras y silencios, durante una emisión que llegó a alcanzar por momentos cifras cercanas al 40% de audiencia, el presentador del primer episodio, Jorge Javier Vázquez, se quitaba las gafas para poder leer fielmente un tuit que acababa de colgar la ministra de Igualdad, Irene Montero.

En él se afirmaba, sin ninguna concesión a la presunción de inocencia, que “el testimonio de Rocío Carrasco es el de una víctima de violencia de género”. Luego añadía: “Cuando una mujer denuncia públicamente la violencia puede ser cuestionada o ridiculizada. Por eso es importante el apoyo. #RocioYoSiTeCreo”.

Esa misma noche, Adriana Lastra, portavoz del PSOE en el Congreso, tuiteaba también: “Rocío Carrasco es una mujer valiente, una superviviente. Su testimonio tiene un gran valor para visibilizar la violencia de género. No pararemos hasta que la vida sea segura y libre para todas las mujeres. #RocioVerdad1”.

Lastra y Montero empleaban en sus mensajes el ‘hashtag’ que la productora de la docuserie, La Fábrica de la Tele, proponía en sus redes para comentar el asunto. Y el testimonio se emitía en la misma cadena de televisión, Telecinco, en la que desde hace años trabajaba el acusado de maltrato, padre de los hijos de Carrasco, que fue despedido el lunes 22 de marzo, nada más emitirse del primer capítulo.

Un sillón, un proyector y una voz que preguntaba eran todo el atrezzo empleado por la productora para su gran apuesta deprime time.

El objetivo del Gobierno era evitar la “revictimización” de una víctima. Así lo explicó la propia ministra de Igualdad en otro directo, el lunes 22 de marzo, en el programa Sálvame, también de Telecinco. “Esto es un ejercicio de periodismo que legitima la voz de la mujer contra la violencia machista”, dijo Montero para justificar su aparición televisiva.

EL MUNDO ha accedido no sólo a los dos autos ya citados que rechazaron la reapertura de diligencias contra Antonio David Flores. También al archivo completo, material audiovisual, informes periciales y forenses, valoraciones del equipo psicosocial de los juzgados, interrogatorios, declaraciones de la recurrente y del denunciado e incluso a declaraciones de los psiquiatras que, entre 2011 y 2019, atendieron a Carrasco.

En total son miles de páginas que, valoradas en conjunto, ofrecen los hechos probados judicialmente de una polémica que ha saltado de la televisión al debate político y que se desgranará a lo largo de los próximos días.

Aquel domingo 21, en un plató de penumbras y silencios, durante una emisión que llegó a alcanzar por momentos cifras cercanas al 40% de audiencia, el presentador del primer episodio, Jorge Javier Vázquez, se quitaba las gafas para poder leer fielmente un tuit que acababa de colgar la ministra de Igualdad, Irene Montero.

En él se afirmaba, sin ninguna concesión a la presunción de inocencia, que “el testimonio de Rocío Carrasco es el de una víctima de violencia de género”. Luego añadía: “Cuando una mujer denuncia públicamente la violencia puede ser cuestionada o ridiculizada. Por eso es importante el apoyo. #RocioYoSiTeCreo”.

Esa misma noche, Adriana Lastra, portavoz del PSOE en el Congreso, tuiteaba también: “Rocío Carrasco es una mujer valiente, una superviviente. Su testimonio tiene un gran valor para visibilizar la violencia de género. No pararemos hasta que la vida sea segura y libre para todas las mujeres. #RocioVerdad1”.

Lastra y Montero empleaban en sus mensajes el ‘hashtag’ que la productora de la docuserie, La Fábrica de la Tele, proponía en sus redes para comentar el asunto. Y el testimonio se emitía en la misma cadena de televisión, Telecinco, en la que desde hace años trabajaba el acusado de maltrato, padre de los hijos de Carrasco, que fue despedido el lunes 22 de marzo, nada más emitirse del primer capítulo.

Un sillón, un proyector y una voz que preguntaba eran todo el atrezzo empleado por la productora para su gran apuesta deprime time.

El objetivo del Gobierno era evitar la “revictimización” de una víctima. Así lo explicó la propia ministra de Igualdad en otro directo, el lunes 22 de marzo, en el programa Sálvame, también de Telecinco. “Esto es un ejercicio de periodismo que legitima la voz de la mujer contra la violencia machista”, dijo Montero para justificar su aparición televisiva.

El Gobierno abanderaba así la justicia televisiva… y las redes sociales hicieron el resto. Mediaset había entonado el mea culpa incluso días antes de emitir aquel capítulo cero. También a través de Sálvame, advirtieron de que la prensa del corazón tal y como se conocía en España iba a dar un giro copernicano y que muchos de los presentes -sus propios colaboradores se verían envueltos.

La batalla judicial al completo de dos personas -con menores de por medio- se trasladaba no ya a las portadas y programas de corazón, sino a la arena política, mediática y social. En el debate posterior a aquel primer episodio se resaltó en dos ocasiones la “presunción de inocencia” de Antonio David Flores.

También se enseñaron algunos informes con partes tachadas que se referían, sobre todo, a la situación médica de Carrasco quien, “con un diagnóstico de síndrome ansioso depresivo”, denunció haber sido juzgada social y mediáticamente, tildada de “mala madre” y víctima de un “maltrato continuado”. Todo ello, aseguró, la llevó a un “intento de suicidio en 2019”, año en el que el padre de sus hijos participó en el programa Gran Hermano VIP de Telecinco.

Lo primero que se vivió tras la emisión fue el silencio, roto por una Belén Esteban que asumió su parte de culpa: “Yo he contribuido”. Rocío Carrasco acababa de relatar con vehemencia el inicio de su relación con Antonio David Flores, sus 17 años, aquel enamoramiento y aquel verano.

También contó lo que ocurrió el año siguiente cuando, ya mayor de edad, ambos iniciaron su convivencia. Carrasco hiperventilaba cuando menciona a sus hijos, la respiración se entrecortaba y su sufrimiento se evidenciaba especialmente en esos momentos.

La oleada de apoyo fue amplia y rápida en la opinión pública. A los habituales periodistas del corazón, como Lydia Lozano, los acompañaban en plató profesionales de corte más social, como Ana Pardo de Vera, que acudía para aportar conocimiento sobre violencia de género y quienes la sufren. A partir de ese momento y hasta ahora, a cada edición de la docuserie han acudido expertas en violencia de género y también psicólogas de todo tipo.

Sin embargo, en el programa no se han incluido las apreciaciones de los jueces al respecto del caso. Tampoco la opinión de la Fiscalía al respecto, que por dos veces tuvo que manifestarse sobre el asunto. En ambas ocasiones se mostró en contra de la reapertura de diligencias por un presunto delito de lesiones psicológicas por parte de Antonio David.

EL MUNDO muestra a partir de hoy las piezas que faltan para entender el puzle al completo. Además de la violencia de género, en el caso también entran en juego la salud mental de la denunciante, una denuncia archivada por sustracción de menores, una querella sobreseída por impago de la pensión de alimentos e, incluso, la agresión sufrida por Carrasco a mano de su hija, que se saldó con una condena por un juzgado de menores.

Además, dada la repercusión generada, no puede obviarse el relato que se realiza en televisión de lo que sucedió previamente en sede judicial.

Todo arrancó en diciembre de 2016, cuando Rocío Carrasco presentó una denuncia “por un delito de lesiones psicológicas” contra Antonio David Flores. Inicialmente, la juez acordó “la continuación de los trámites del procedimiento abreviado”, pero la resolución fue recurrida con éxito por el denunciado: la Audiencia de Madrid la dejó “sin efecto, sobreseyendo provisionalmente la causa”. A iniciativa de la defensa de Carrasco, el caso llegó hasta el Tribunal Supremo, que rechazó el recurso de casación y el posterior de queja.

Ya en 2019, Carrasco presentó un escrito ante el Juzgado de Violencia de Género sobre la Mujer nº1 de Alcobendas. En él, solicitaba “la apertura de diligencias” y la “ampliación de la denuncia” que ya había presentado contra Antonio David “por lesiones psicológicas”.

En septiembre de ese año, Antonio David había entrado en el concurso ‘Gran Hermano VIP’ de Telecinco. Su hija, Rocío Flores, ya mayor de edad, era la encargada de defenderlo en los platós. Veinteañera, aparecía por primera vez ante la multimillonaria audiencia del reality de Mediaset.

Los abogados de Carrasco entendieron que debía “procederse a la apertura al entender que han sucedido hechos nuevos e importantes que han llevado a que Rocío padezca unas lesiones psíquicas gravísimas”.

Su explicación sobre estos “hechos nuevos” era la siguiente: “Don David iba a participar en un programa televisivo, ‘Gran Hermano Vip’, y la hija mayor de ambos, Rocío, intervendría en el plató defendiendo al padre, hecho que dio lugar a que doña Rocío en día 5 de agosto de 2019 acudiera a Urgencias por sobreingesta de benzodiazepinas […] Dando lugar a que se hable de doña Rocío no sólo en ese programa sino en numerosos programas televisivos de la cadena”.

La docuserie de Telecinco comienza precisamente con el suceso que se describe en el auto: el presunto intento de suicidio de Rocío Carrasco, cuya verdad judicial se revelará en próximas entregas.

“En ese momento no estaba bien, por todo lo que llevaba pasando, nadie lo sabe pero llevo en tratamiento psiquiátrico y psicológico desde el año 2011”, relató en el programa. “No quería salir de mi casa, no podía desarrollar mi vida como una persona normal… De repente me llegó esa noticia y por mi cabeza empezaron a pasar todos los 20 años anteriores y todo lo que se me venía encima otra vez, pero ya con un elemento mayor que era mi hija en un plató defendiendo a su padre. Yo no quería volver a sentir miedo y vergüenza ni volver a sentirme cuestionada por todo el mundo otra vez, no quería seguir viviendo en esas circunstancias”.

Pese a la insistencia de Carrasco, el auto del juzgado de Alcobendas lo resuelve de forma contundente: “No ha lugar la reapertura de las diligencias ni su ampliación de hechos”. Así lo argumentó la juez S.L.G. en su resolución del 18 de noviembre, que luego confirmaría el 11 de marzo: “De la documental aportada y teniendo en cuenta que don Antonio David en esas fechas todavía no trabajaba en el programa televisivo mencionado cabe concluir que no existen indicios suficientes para poder acordar la reapertura de la causa y mucho menos la ampliación de la misma, dado que ni siquiera existen indicios de que dicho ingreso fuera motivado por el hecho de que Antonio David entrara en el programa televisivo, incluso cuando todavía no había formulado ningún tipo de comentario a la conocida como prensa rosa, ello unido a que doña Rocío, reconoció en el centro de urgencias, pese a estar en tratamiento con diversos psicofármacos, falta de adherencia o cumplimiento mantenida a lo largo de su evolución”.

Y continúa: “Tales hechos no pueden implicar la reapertura de las presentes diligencias, dado que conforme manifestó la Audiencia Provincial, a tenor de los informes emitidos por los médicos forenses no pueden determinar la causa fundamental que ha provocado el trastorno que sufre la perjudicada, ya que desde que se producen los hechos relatados por la paciente hasta que se realiza el primer diagnóstico de la enfermedad transcurren varios años; tales hechos no permiten acreditar ni siquiera de forma indiciaria que la causa fundamental que ha provocado el trastorno que sufre la perjudicada sea imputable a Antonio David Flores”.

La representación de Carrasco intentó de nuevo la reapertura de diligencias ante la Sección número 27 de la Audiencia de Madrid. Y, como se describió en el inicio de estas líneas, la decisión fue clara: “Debemos confirmar y confirmamos la resolución recurrida”.

El acuerdo de la sala, comunicado a las partes el 30 de septiembre del pasado año, incluía la siguiente apostilla: “Contra esta resolución no cabe recurso ordinario alguno”. Apenas seis meses después, con el caso estancado en los tribunales, la justicia ordinaria daba paso a la justicia televisiva al emitirse el primer capítulo de Rocío, contar la verdad para estar viva. Continuará.

Fuente. https://www.elmundo.es/papel/historias/2021/04/11/60709283fdddffce8b8b45e5.html

Hola, me gustaría hacer una consulta