
La oficina del fiscal del estado reclama al magnate y a tres de sus hijos el pago de 250 millones de dólares, por presuntamente haber inflado los activos de su empresa para obtener beneficios.
El expresidente de EE UU, Donald Trump, ha regresado este jueves a Nueva York, una semana después de convertirse en el primer presidente estadounidense en ser imputado penalmente. Ahora ha vuelto a la metrópoli para declarar en el caso de fraude fiscal que amenaza su imperio, la Organización Trump, por unas presuntas irregularidades detectadas en su compañía para recibir beneficios y evadir impuestos.
La fiscal general del estado de Nueva York, la demócrata Leititia James, demandó en septiembre a Trump y a tres de sus hijos, por lo que el republicano debió declarar este jueves en un tribunal del distrito de Manhattan como testigo en un caso que se juega el destino de su propio legado, pues además de que la fiscal reclama a la compañía el pago de unos 250 millones de dólares, la acusación también pide una prohibición para que la organización no pueda seguir haciendo negocios en el estado.
El caso se basa en que la compañía familiar de los Trump supuestamente ha tejido una estrategia por años para inflar el valor de sus propiedades, por lo que está acusado de “impuestos (no satisfechos) y fraude fiscal en la valoración de los activos del grupo”. A diferencia de la causa abierta contra Trump por el caso ‘Stormy Daniels’ que lidera la Fiscalía de Manhattan, esta no es de tipo penal, sino de carácter civil y la conduce la oficina del fiscal del estado de Nueva York.
La fiscal James acusa al exmandatario y a sus hijos Donald Jr., Eric e Ivanka, así como otros altos ejecutivos de la corporación, de manipular “deliberadamente” la valoración de los activos del grupo; que incluyen clubes de golf, hoteles de lujo y edificios residenciales en varios países. Todo habría tenido el objetivo de obtener mejores préstamos de los bancos y pagar menos impuestos. Por ello, la Fiscalía impone una multa millonaria y además la prohibición de hacer negocios en todo el estado, un revés que deja por fuera al emporio de Trump del jugoso y movido mercado inmobiliario neoyorquino.
TRUMP COMPARECIÓ ANTE LA FISCAL JAMES A PUERTA CERRADA
“Iré al centro (de Nueva York) para reunirme con una racista que filtró que yo estaría allí a las 9.30 de la mañana”, escribió la víspera de su interrogatorio el magnate, en referencia a la afroamericana fiscal James, a quien acusó de ser otra de las cabecillas demócratas que lideran la supuesta “cacería de brujas” política en contra del exmandatario.
La audiencia finalmente ha tenido lugar en horas de la mañana, a puerta cerrada, en uno de los tribunales del Bajo Manhattan, la parte meridional de la isla que alberga Wall Street, el World Trade Center, la zona cero impactada por los ataques del 11-S y el centro financiero. La policía desplegó medidas de seguridad adicionales, a pesar de que esta comparecencia no fue lo remotamente mediática en comparación a la de la semana pasada, cuando Trump se declaró “no culpable” de los 34 cargos en su contra.
Esta fue la segunda vez que el magnate se enfrentó cara a cara con la fiscal James. En agosto compareció bajo juramento por el mismo caso ante la letrada, pero el expresidente se negó a declarar, como hizo alguno de sus hijos, amparándose en la Quinta Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, que le permite no testificar para evitar incriminarse a sí mismo.